Mil respuestas para
una pregunta nunca hecha.
Mil preguntas para
un respuesta inexistente.
Un mar de palabras y
ninguna solución a la vista.
Niño de puños
descuidados,
y cuadernos
atolondrados.
Te miro y tu rostro
me detiene.
Tus ojitos
enturbiados, tu sonrisa agarrotada.
Una pena muda y tus
brazos entrelazados.
Mil respuestas que
no encajan,
mil preguntas que no
alcanzan.
Un mar de dimes y
diretes,
y tu historia que no
para.
Un dibujo, un
llanto,
un comentario a la
seño,
una patada al
compañero.
Te miro.
Te miro, y el
asombro.
Te miro, y la
desidia.
Te miro, y la
impotencia.
Te miro, y me
preocupas.
Solo pido a ese Dios
nuestro,
que las idas y
venidas,
que las preguntas y
respuestas,
un día terminen en
tu cuidado.
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