domingo, 11 de septiembre de 2016

EL GUARDAPOLVO

Inmaculado ingresa a la escuela un guardapolvo.
Sin dobleces, sin arrugas. Sin manchas, ni pinturas.

Recorre sus pasillos cual fantasma,
y con ahínco predica los mandatos del deber.

Debes andar derecho, debes caminar despacio.
Debes cuidar la pulcritud, debes mantener el decoro.

No debes sonreír en exceso, ni tampoco sentir en demasía.
No sea cosa que la alegría o la algarabía, traigan descuido y osadía.

Será entonces que en esto de la Patria nuestra,
con el indiage, el gauchaje y los arrabales
no hubo mayor necesidad que identificar lo indefinido.

Solo vaya uno a saber, si fue la idea primera,
que atrás de un trapo blanco de tela,
la humanidad toda se escondiera.

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