Pepa Cafaso cierra
la puerta con dos vueltas de llave.
Pepa Cafaso cuelga
el cartel de siempre y sale con su silencio a cuesta.
Pepa Cafaso es
conocida por todos, aunque desconoce a muchos.
Papa Cafaso sonríe a
los niños, aunque algunos no sepan sonreírle.
Pepa Cafaso se
olvidó de todo, porque no deja de recordar a alguien.
Muchas tardes
calurosas, mamá me mandó al mercado.
Infinidad de veces
pasé frente a ese cartel en la puerta.
Siempre me detuve y
lo leí, sin saber comprender.
Un día me dijo el
almacenero:
"La vida un día
se llevó al pequeño Cafaso,
ese día el mundo
frenó para Pepa."
Pepa Cafaso ya no
sonríe como antes, detuvo el tiempo y espera a quien sin quererlo se fue.
Pepa Cafaso no sale
de su casa sin dejar colgado un cartel ya añejo:
"Hijo, ya
vuelvo", con letra temblorosa y lágrimas secas, exhibe el papel.
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