viernes, 18 de noviembre de 2016

SE FUE YENDO

Y se fue, se fue yendo. Nadie supo bien a donde. Ni él supo, quizás.
Una mañana cuando el sol despuntaba y el mate quemado humeaba, pronunció la frase.

"Me voy donde me lleve el viento", frase hecha si la habrá.
Promesa de muchos, travesía de pocos.

Grandes fueron los ojos de la china, cuando lo vio cruzar el alambrado,
y como sin ver más allá de sus pies, caminar a paso seguro por camino incierto.

La china quedó muda. Guardó silencio elocuente, ante tan descabellada situación.
Ni su sexto sentido alcanzó para dimensionar la veracidad de las palabras.  

La china reforzó el silencio, y vio el reloj en sus idas sin vueltas.
Y se le escurrieron las horas, y el finado no volvió.
 
Y el almanaque quemó los días y los meses,
pero de donde se fue, nunca volvió.

No hubo deudores, ni hubo vidas paralelas.
No hubo ajuste de cuentas, ni hubo hastíos aparentes o presuntos. 

Un día se fue, se fue yendo. Nadie supo bien a donde. Ni él supo, quizás.

Un día se fue, se fue yendo. Con los suspiros de su china y algún que otro deseo más.

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