viernes, 11 de noviembre de 2016

LA OTRA CARA

Brazos extendidos, mirada vagabunda, oídos cargados. Mientras el tiempo pasa, las peleas cotidianas se suscitan. Pero es más la costumbre que el interés. Me mantengo firme, porque así lo demanda la situación, y el hábito. En mis brazos se sostiene una pelea que si la dejo caer se enrolla más.

Frente a frente con ella, sus ojos negros y los míos se cruzan ocasionalmente. Insiste en contar historias que le ganen al reloj. Habla, como quien le teme al silencio. Yo ignoro, y asiento como quien escucha. "Sostené bien los brazos, que se me enreda la lana". La miro, y entiendo sin que diga, que mejor es no decir. 

Brazos extendidos, mirada vagabunda, oídos cargados. Mientras el tiempo pasa, las peleas cotidianas se suscitan. Pero es más la costumbre que el interés. Me mantengo firme, porque así lo demanda la situación, y el hábito. En mis brazos se sostiene su entereza, que si dejo caer se enrolla entre los pies.


Frente a frente con ella, sus ojos negros y los míos se cruzan ocasionalmente. Insisto en dar órdenes a un oído que solo atiende elucubraciones. Hablo, como quien teme a la tragedia. Ella ignora, y asiente como quien escucha. "Pisá bien mamá! ¿Cómo te dijeron que tenés que hacer?". Me mira, y entiende sin que diga, que mejor es no decir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario