jueves, 5 de mayo de 2016

RITOS

"—¿Qué es un rito? —inquirió el principito. —Es también algo demasiado olvidado —dijo el zorro—. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra." (ANTOINE DE SAINT - EXUPÉRY)

Lunes, miércoles y viernes a las 18.30 horas, concursos de secundaria. Lunes a viernes a las 18 horas, concursos de primaria. Lunes a viernes 9 y 14 horas, concursos de suplencias cortas de secundaria y primaria. Todos sujetos a previa notificación en la web. Martes por las noche, 20.30, grupo de oración con amigos. Jueves por la tarde, 16 horas, grupo de escritura entre amigos ("la secta"). Sábados por la mañana, 9.30, reunión en la iglesia. Domingos, martes y jueves a las 20, publicar un post en el blog.

Alguien habló alguna vez de lo que denominó la angustia del domingo por la tarde. De algún modo quiso referir a esa extraña sensación que emerge, no en pocos, justamente en el medio tiempo antes que comience la semana. Las explicaciones son varias, van desde la melancolía hasta la resistencia a comenzar la semana. Desde esa añoranza que da la tranquilidad hasta la extrañeza de no tener ningún deber pautado. Y creo yo que por ahí viene la cosa.

El domingo por la tarde, en una semana típica, suele ser el espacio no planificado. Ese lapso donde la inventiva, la creatividad y la planificación personal pueden tener cabida. Si, exactamente, por eso emerge la angustia. Porque hay que decidir. Hacerse cargo. Cosa a la que nos han desacostumbrado, y nosotros hemos consentido plácidamente.

Sin embargo, en la vida de un desempleado, la amplitud de la angustia del domingo por la tarde cobra dimensiones mayores. Porque es de domingo a domingo: los siete días de la semana y las veinticuatro horas del día (espero  no los 365 días del año).

Es así como los primeros quince días entendés la libertad horaria como la panacea de un sistema que nos desacostumbró a decidir. A partir del decimosexto, empezás a notar que hay algo que no cierra. Y el veinteavo, decretás el caos existencial. Entonces el día veintidós, tomás las riendas del uso horario o te acostumbras a "fluir". No es mi caso.


Es que en esta vida paranormal que llevo, la falta de hitos impuestos en el tiempo, me ha permitido entender cuan responsable soy de ellos, y en qué medida puedo construirlos artesanalmente y no depender de los productos enlatados. 

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